sábado, 24 de septiembre de 2011

Huida

Hay momentos en lo que hay que parar. Huir, echar a correr, gritar, sentirse libre.
No es fácil, en la vida se cometen muchos fallos, pero lo siento, aun no me he leído las instrucciones.
Son momentos de presión, en los que no te puedes derrumbar porque estas solo, no hay nadie contigo.
Vives rodeado de gente, tus amigos, tu familia.. Pero te sientes solo, necesitas a alguien con quien puedas hablar, confiar, reír, llorar sin que te tome por un loco. Pero encontrar a esa persona es muy difícil, imposible diría yo de no ser por los casos que tengo de mis amigos que tienen a alguien.
Pero es mas fácil aguantar y explotar para que luego te tomen como una persona psicópata egocéntrica, que solo piensa en si misma. Pero lo que no ven ellos es que detrás de tu furia hay llanto, rabia y miedo.
Sientes que las cosas se te van de las manos y que necesitas a alguien pero miras a tu alrededor y solo ves personas inmaduras que luchan por creerse mejores cada día o personas que van de mártires. Esos, esos son los peores, te hacen sentir mal si haces algo que les pueda afectar a ellos aunque sea una pizca, pero luego son ellos los que te hacen llorar entre la almohada para reprimir tus lagrimas y lo haces para que no se recreen viendote sufrir.
Lloras por cosas tontas, absurdas y sin sentido, pero que las sientes ahí en lo profundo de tu ser como si fueran cuchillas clavadas en la tripa.
Si, esa misma tripa que no para de moverse cuando estas cerca, o la que te duele tras reír mucho.
Es absurdo mantener una reflexión consigo mismo pero nadie mejor que yo me comprende, y si, los consejos son una mierda, pero son míos, nadie toma decisiones por mi, eso es lo bueno de ser invisible, nadie te conoce, nadie pregunta por ti, nadie piensa en ti.... Sinceramente creo que es una habilidad que la he desarrollado en los años, pero que tengo que perfeccionar, hay agujeros en los que entra el dolor y la impotencia.

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